Es un placer para mí empezar este blog presentándoles un lugar tan hermoso y mágico como Bahía de las Águilas. No por nada el magnífico Chichí Peralta le compuso una melodía a este pequeño paraíso . Y es que, Bahía de las Águilas es un lugar que desde antes de llegar allí nos hace darle gracias al cielo no solo por haber nacido en este continente miniatura (palabras de mi amigo Junior Sánchez) llamado República Dominicana sino también por poder darnos el lujo de apreciar tanta belleza con nuestra mirada.
Solo la vista del trayecto (de algunos 15 minutos) desde Cabo Rojo hasta
Bahía de las Águilas es impresionante. Navegamos sobre el mar azul turquesa
mientras observamos los grandes yacimientos de rocas que a veces dan la
impresión de flotar sobre el agua cristalina.
Al llegar a nuestro destino nos encontraremos con 8 kilómetros de una de
las playas vírgenes más hermosas del mundo, con las más cálidas y cristalinas
aguas y arena fina y blanca. Si tienes suerte como yo, te puedes topar con
algunos de los animales endémicos de la zona como es el caso del lagarto de
cola azul (deslumbrante reptil de rayas blancas y negras con la cola y patas
azul metálico y la cabeza amarillenta) o la Iguana Ricordi (en peligro de extinción) y si te gusta
explorar puedes caminar todo el lugar y re-descubrir la vegetación exótica y
salvaje o rodear toda la hermosa costa.
Bahía de las Águilas es definitivamente un lugar que visitar si te gusta
la playa, lo natural y más que nada si eres de esas personas como yo que le
gusta disfrutar de la maravillosa arquitectura que el universo nos regala.